sábado, 9 de noviembre de 2013

REACCIONES EQUIVOCADAS A SITUACIONES INESPERADAS

(noviembre 2006)

Sé de alguien que no volverá a follar tranquilo en su casa,
sé de alguien que no follará,
que no estará tranquilo,
que no estará en casa.

Poliédrico de lo supino,
300 millones, ¿y qué?,
Kim Jong recortará distancias,
un hablador dice ir a Monte Igueldo,
bon voyage,
el tren mira al paisaje,
qué collage!

Debería cambiar mi horario de escritura,
la Biblia fue el primer best-seller,
es toda violencia, obsesión y locura,
"tiene' argo suerto, ricura?",
abstraído por baldosas con motivos florales,
déjalo,
"con estas huellas hay que arar".

Piper Perabo
rima con censurado,
y otro acuerdo al que no se ha llegado,
ya van veintiún siglos,
escribo en cualquier lugar, menos en bares,
¿quién nos vendió la moto?
¿quién fue desvestido por la falta de imaginación?
siempre las mismas rutas,
con el rollo de las putas
y el maldito whisky del local,
que si el humo, los cigarros,
algunos no se cansan de repetir plato a diario.

Melrose Place,
gilipollas' face,
es mi cara cuando vuelvo a confiar,
algunos se ganan mi otra mejilla
y me saltan las muelas,
ni Lucas ni Manuela,
no le deseo este mundo a nadie,
ni mi apellido inmortalizar.

Cuando estoy en silencio escucho mejor,
hay hombres que se mean encima, en silencio,
se mean encima cuando perciben pasos entre el silencio,
y, sin embargo, adoro el silencio,
el silencio es gilipollez diezmada,
filosofía desplumada,
hay que ser buen aliñador
o se destroza la ensalada,
la demagogia destroza la ensalada,
a veces, la moral te mira de cara en vez de observar hacia fuera,
la ensalada destrozada y asienten con la cabeza,
pero la babilla de la regurgitación es lo que es,
no se contengan,
yo también me pillo los dedos con esto.

Y arranco con la boca las hojas del calendario,
y al llegar a meta, hace rato entró mi gregario,
y el terror me felicita, yo le hago de sicario,
y contagio el nihilismo a los niños del parvulario,
y el oxígeno del texto resultó deficitario,
como tantas, tantas, tantas otras veces,

Y los genios deben decir sandeces:
tras un gran acierto hay un inmenso fallo
que sirvió para contrastar.