sábado, 24 de febrero de 2018

SANDRA PORN GIF

(diciembre 2017 – febrero 2018)

Viendo el resumen de la jornada desde la puerta de una casa de apuestas,
la rabona de Suárez motiva que me palpe rápidamente el bolsillo,
y respiro con alivio cuando noto el USB
donde guardo el cariño con el que me trató Google Images cuando busqué “Sandra porn gif”,]
“Veronica porn gif”,
“love porn gif”,
“rimjob porn gif”.

Siempre puntual, el camión del reparto como despertador,
¿quién quiere cuadros teniendo humedades invasivas?
poso la mano en la parte de la mesa calentada por el cuenco de leche antes de que se enfríe,]
y tirito observando el sol en la fachada vecina,
que resplandece incluso sobre la mierda petrificada en el suelo heredada de antiguos inquilinos,]
y el marchitamiento de las plantas que llevan un mes sin ser regadas
me recuerda que la vida no solo es contínuamente esa broma justo el día en que estás agotada,]
sino que encima no te mata, te deja tullido.

Dependientas fumando en la calle que suman tu valor en Bolsa de arriba a abajo con la mirada,]
ni una mañana de domingo sin una moto tirada,
los jóvenes en las terrazas discuten si contratar o no a una chacha,
antes de que les crezca media melena
o un abrigo de piel con bambas.

”Dónde están, a dónde han ido los corazones
que me empujaban a un desespero que ahora solo provocan las indigestiones?”
,
me pregunto mientras, otra noche más, el cantante se ahorca con el cable del micro,
luego, vuelven las risas, entre cervezas, con los compañeros de banda y los melómanos que se le acercan,]
y me largo sin querer saber nada de vuestras caras.

La ternura del invierno siempre gana,
regreso por Laforja cuando necesito canturrear o reflexionar,
regreso por Marià Cubí cuando me apetece esquivar las redes de los chulos de los clubes de alterne,]
y, tras entrar en el portal, subiendo la escalera, antes de llegar al piso,
esos segundos en los que todo recobra el sentido porque lo pierde por completo.

RUIDO ESTROPEADO

(diciembre 2017 – febrero 2018)

Nunca te he encontrado más hermosa
que, borracha, en el retrete,
con las bragas colgando de un solo muslo;
luego, te tumbaste, me abrazaste,
y, cuando ya dormías, te confié:
”no te diré cómo has de quererme,
me querrás cómo puedas quererme,
me querrás hasta donde puedas quererme”
.

Parecía que no había visto a una mujer en mi vida
porque me sentía como si no hubiese visto a una mujer en mi vida,
ahora que te tengo en mis brazos
me da rabia estar dando cabezazos,
pero más me cabrea mi pasado,
el cielo también tiene grietas,
y por ellas se filtra un ruido estropeado.

Dicen que la tecnología te sorbe el alma,
pues bien, ahora te ha hecho sonreír,
creo que podemos tener cuatro buenos años,
después, sonará la canción hortera del verano de turno,
y acertará al entonar que “tú y yo solo tenemos recuerdos”,
me sobresalto porque tapas mis ojos con tus manos,
me clavas las uñas en las cuencas,
y explicas: ”estás dentro de todo lo triste,
e intento extirparte”
,
frase que, de entrada, me da repelús,
aunque termina por enternecerme su mezcla de crudeza y ñoñería.

El amor es solamente un sentimiento poderoso,
no invalida otros más livianos
ni a este impredecible ruido estropeado:
o no suena, o suena demasiado.