jueves, 26 de marzo de 2015

RIVERS OF BABYLON

El deseo es un río que nace en el corazón,
se desborda por el cerebro y las tripas,
y muere en la entrepierna.

sábado, 14 de marzo de 2015

HERO (FAMILY OF THE YEAR)

Déjame en paz,
no quiero ser tu héroe,
no quiero ser tu grandullón,
sólo quiero esforzarme como cualquier otro.

Te has montado una farsa,
y no quiero formar parte de ella,
todo el mundo merece una oportunidad
para intentar hacer su camino.

Intentaré conservar
un trabajo que me permita vivir con mi chica,
y quizás comprar nuevas cuerdas de guitarra,
y salir con ella los fines de semana.

Y nos susurraremos cosas,
secretos de mis sueños más idealistas.
Sé que hay que proteger a los niños,
pero soy un chaval como cualquier otro.

Así que déjame en paz,
no quiero ser tu héroe,
no quiero ser tu grandullón,
sólo quiero esforzarme como cualquier otro.

Te has montado una farsa,
y no quiero formar parte de ella,
todo el mundo merece una oportunidad
para intentar hacer su camino.

"Hero" (audio)

martes, 3 de marzo de 2015

UNA MÁSCARA CON EXPRESIÓN FELIZ

(septiembre 2012 - marzo 2015)

Recibí una limosna telefónica,
dejé mi segunda sombra colgada del perchero,
me vestí con la ropa de la rutina,
y limpié de mis zapatos ese polvo y ese barro que hacen de tan mal ver.

Me recibieron preguntando qué máximas de la Moral eran mis preferidas
y cuáles creía que no había que seguir a pie juntillas,
acepté considerar los desmayos como vacaciones,
advertí que me veía obligado a llevar mi mente a cuestas,
pero que, si lo deseaban, la podía apagar cuando llegara al trabajo.

Me concedieron la reflexión, si era la acertada,
(no sabía que el infinito tenía conclusión)
actualicé mi domicilio con la dirección de la oficina,
borré una cifra de mi salario,
juré hacer caso a mi intuición laboral,
y me dieron una máscara con expresión feliz.

Resulta que la máscara no encaja,
la boca queda desubicada,
y por eso río o asiento ante todo,
pero se ve que no, que está correcta,
y no hace falta que arregle nada.

Y esta máscara está destrozando mi dentadura,
aplasta mi nariz y quiebra mis pómulos,
pero el que sabe dice: “son cosas de la edad, hombre”,
sin precisar entre la que se alcanza y la que se pasa.

Al menos, me deja acomodar la cabeza sobre sus ojeras,
y veo resplandecer por los ventanales uno de esos barrios en los que no repercuten las tormentas bestiales,
llenos de anuncios que recuerdan que amortizar es de pobres,
mientras sucumbo a la sensatez demente de escurrir el bulto,
y contribuyo, con cada sobredosis de supervivencia,
a que decidan jugar a hacer diana con nosotros.