lunes, 15 de agosto de 2016

INTERESANTE

(12 de julio del 2006)

Interesante. Interesante. Interesante. Interesante. Su magnetismo te tiraba de espaldas, actuaba y resplandecía con el menor de los esfuerzos, declaradamente natural. Con gracia. Bella, casi a su pesar. El atractivo consciente es evidente, el intento de atractivo aún más, el atractivo casual no. Pero, evidentemente, te desarma. Era insuficientemente guapa para obviar cualquier otro argumento, pero suficientemente guapa para combinarlo con sus otros puntos fuertes y conseguir el pase al pie, era "quédate así, por el amor de dios!". Y libre, adictivamente libre, por lo que tu lógica posición prescindible en todo este ecosistema no podía digerirse con tristeza, aunque todo esto fuera una verdadera lástima. Así tenía que ser, quizás eso evitaba que todo cambiara. Nunca pensarías en ella, pero siempre la recordarías. Tenía las cosas tan claras que su futuro parecía escrito de antemano. El albañil también controlaba la inmobiliaria, y eso da una seguridad abrumadora. Magia con los dedos. No hay telón para los sentidos. Su regazo verbal, ahí estuvo. No titubeaba, tanteaba. Incluso si fuera garçon...incluso! Reunía cubos de papel verde antes de silbar. Me resguardaba de los rayos del sol, y yo cruzaba las piernas en el banco, aún sabiendo que las nubes se mueven. De cabeza al malentendido. A veces, el viento me descubría sus orejas. A veces, la sentía. A veces, dos manos se perdían por la calle. No hay rumores de esperanza ni calcetines, y los dedos son ágiles. Retazos de los bajos de los tejanos que recubren la flor del desierto. La tormenta de arena arrasará. Plancton sobre las piedras, desnudas esta mañana del mar. Galileo recoge mejillones, y una vez más, todo se ha vuelto a mover. Las conversaciones se basaban en punteos de voz expandidos por los minutos. Gracias por acariciar al silencio. Recuerda, quédate así. Al fin, aurora boreal.

SO CURE HAITÍ

(marzo 2006)

El vestido era realmente precioso, de tono vivo con detalles florales, pero yo no había venido a eso. No hoy, por lo menos. Lo observé, y luego estuve atento al gran griterío. Así parecían claudicar a todo miedo personal, y los bordillos seguían igual de sucios. Nada era orgánico, qué coño, ahí había de todo. Todo muy caótico. Pero al pasar frente a la hilera de rostros indelebles, se mezcló el respeto y la tensión. Su poder y su satisfacción. Y cuando flores amarillentas de imaginería tecnicolor, volando pero siempre permanentes, desplazaron la importancia al rincón más apartado de la atención, el zumbido descargó un tamiz para recuperar la marginal de su desplazamiento. Y volvimos, volvimos, tonos grises y movimiento automatizado. Lo esperable prefirió, y las piedras de las manos escondidas destriparon el raciocinio. Actuaron pareciendo que tenían motivo, pero su nula selectividad desterraba esta lógica de mis palabras. No, claro que no. Pero ¿quién tiene valor para poner la cabeza en la boca del león? Si más no, entonces no lo hubo. Y la bacanal de dolor siguió su transcurso, y abrazó a las causas hasta destrozarlas, cual serpiente descomunal. Solían hablarnos de su protectorado, y no eran más que cuchillos en nuestra piel de manzana. Y ya vino a desgarrar en mí, impactando maquinalmente, golpeando y golpeando hasta reblandecerme. Sin tregua a la locura agresiva. Y desperté inmóvil, inerte. Y todo estaba lleno de humo. Y se intuían los gigantes arquitectónicos incapaces de alcanzar. Y estas palabras luchaban por salir de mi masa cerebral. Pero cerré los ojos. Y permanecí en silencio.

domingo, 7 de agosto de 2016

TUS OJOS

(mayo 2009)

Tus ojos son futuro continuo,
llegan de un lugar mejor,
no sé de qué se trata, pero saben algo más,
hacen abstracto lo privado,
y gozan de lo incesante de las cosas únicas.

Singulares en su belleza,
de canina preciosidad,
tus ojos la hacen funcionar,
alumbran cada rincón de la memoria,
repoblándola de ahínco y de verdor.

Negros, sacan brillo a la euforia,
corrigen la suciedad,
se valen de historias mudas,
en algo debe contribuir el resto de ti,
pero no se explica como tus ojos.

Tus ojos, dos son,
y un guiño su depravación,
se erizan y fluye lo quieto,
dan pie a imperios de seducción,
explosivos en su prisma,
acosados por las expectativas,
condenados a conquistar.

Tus ojos no intentan, consiguen,
sostienen las vidas ausentes,
enseñan a respirar;
los míos se fijan en ellos con glotonería,
voyeurs por devoción,
escudriñando en la percepción rasgos de emoción traducibles,
y llegando a la conclusión de que manidas son las palabras,
de que, verlos para creerlos, tus ojos.