domingo, 13 de noviembre de 2016

EL HOMBRE QUE TENÍA MANCHAS IMBORRABLES EN TODA SU ROPA

(enero-noviembre 2016)

La experiencia lo diagnosticó de inmediato:
esto va a ser un ataque de anhelos,
el romántico no correspondido es el único que puede decir bien alto
que quien no se conforma es porque no quiere.

No pidas sacrificios, amor,
espera prioridades,
y, aunque esté más lento que rápido,
más tarde que pronto,
¿qué más da, si sabes que siempre estaré para ti?
porque el desdén es el sostén de mis demonios,
mi corazón ya estaba vacío antes de que me lo rompieran,
y mi pena no es nostálgica,
aunque sea la misma que siento desde los diez.
Estoy perdiendo la cabeza hueca,
es incomprensible el placer y el dolor que me hace sentir este sufrimiento,
misántropo y demócrata.

No te conviene mi modo de sinvivir,
porque soy el tonto consolado,
el desertor que se arrodilla,
aquel que cada vez que ha intentado besar por sorpresa
ha sido tan lento que sólo ha alcanzado el borde de la boca.
Huelo raro
vuelo raro
vuelo raso
tan raso que no vuelo.

Oculto entre los hijos de la inmediatez,
el texto de despedida de un rencoroso,
dedicado al suspiro final de la fantasía de seducción,
que sólo deja restos de pura contemplación.
Donne afirma que ningún hombre es una isla;
pues yo soy una península,
y el terremoto se acerca.