martes, 2 de junio de 2020

TESTOSTERONA

(abril 2018 - mayo 2020)

Érase una vez la testosterona,
una Historia de testosterona
inmortalizada por la testosterona,
y, al séptimo día, más testosterona.

Ésto no pasaría con testosterona,
aquí hace falta testosterona para arreglarlo,

testosterona no identificada,
testosterona cliente,
testosterona mendiga,
testosterona pudiente,
testosterona femenina,
testosterona inconsciente,

las cien mejores obras de testosterona del siglo,
un clic y testosterona,
después de medianoche, todo es testosterona.

Bar Testosterona,
recintos llenos de testosterona,
otro caso de violación archivado por testosterona,
no toda la testosterona es testosterona,
papelinas con testosterona,
papeletas para testosterona,
revistas testosterónicas
firmado: testosterona.

Ante la duda, testosterona,
o pregúntale a testosterona,
de pequeño no te dieron una buena dosis de testosterona,
despachos de testosterona,
fosas de testosterona,
o por las buenas o por testosterona,
porque sí, testosterona.

CUANDO SE HAYAN EXTINGUIDO LAS LÁGRIMAS

(mayo 2018 - mayo 2020)

Cuando se hayan extinguido las lágrimas,
¿quién beberá de mí?
si apenas hay carne que masticar
ni ojos que aprovechar
una vez has seguido a ciegas.

En esta montaña rusa sin barreras de seguridad,
de la que no sé bajar
y en la que me agarro como puedo,
hoy toca ascenso traqueteado,
pronto, seguro, habrán curvas,
y, quién sabe cuando, caída en picado,
sentido pésame pésimamente sentido;
abunda la sal
en cualquier mar
de desconsuelo.

¿Son ésto sentimientos
o sedimentos?
¿cuál es la enfermedad mental
en la que el corazón alborotado se ríe de la conciencia tranquila?
¿cuáles los primeros auxilios
para las heridas emocionales?
¿pido mucho a la vida
si solo pido muerte?

Mi cabeza hirvió
y quemó mi pelambrera,
encontré un público fiel
en mis lesiones,
cuando se hayan extinguido las lágrimas,
en lugar de felicidad,
quedará la lucidez más peligrosa del mundo:
el pragmatismo.

lunes, 1 de junio de 2020

GINSBERG EN IBERIA

(febrero-mayo 2020)

He visto a las peores mentes de mi generación
liderar el horror masificado,
levitando en fin de semana por los barrios de clase alta
y emitido en cadenas televisivas de clase baja,
niños bien al servicio de un engranaje
revelado en conversaciones entre adultos
durante cenas en terceras residencias veraniegas
maridadas con brisa exacta y el frescor del goteo por la espalda de medias melenas mojadas,]
con el mar de fondo desde terrazas de urbanizaciones cercanas a la par que alejadas de los pueblos costeros,]
o en festivales musicales en castillos privados,
que desnudaron sus cerebros en los bolsillos de Él,
vieron cuerpos sinuosos alquilados bajo luces de neón,
y pasearon por las universidades con radiantes ojos imperturbables,
donde fueron aceptados con discreción
para absorber la retórica de los maestros de la guerra.