viernes, 13 de diciembre de 2013

ESTÁ EN TU CABEZA

(febrero-noviembre 2010)

Se marca en la cartilla actualizada,
con tiza en las pizarras de los bares,
lo mean por las paredes de Almogàvers,
charlan sobre ello las asociaciones,
lo lleva tu compañera de clase escrito en su libreta:
"está en tu cabeza".

Lo cantan las cuñas publicitarias de la radio,
reparten flyers con ello a la salida del metro,
está anotado junto a la derrama,
lo imprime la taquillera del cine,
es el mensaje que enajena al profeta:
"está en tu cabeza".

Lo queman los rayos X en las radiografías,
está señalado en cualquier mamotreto de la burocracia,
también en braille para que no te quedes sin saberlo,
se cicatriza en los traseros bovinos,
lo dice el carnicero apuntándote con la paleta:
"está en tu cabeza".

Chirría entre los chismes del escarnio público,
lo intentan oficializar las resoluciones de los juicios,
lo alertan las placas de los comisarios,
lo han procesado en los códigos de barras,
lo silban las ráfagas que empujan al cometa:
"está en tu cabeza".

Lo sabe tu pie derecho cada mañana,
lo sabe la señora que remata a una paloma con una revista doblada,
lo sabe el hombre perdido que orienta al resto,
lo sabe el gobierno, el ejército, y los que mandan,
lo sabe el mandado que te visita con su tarjeta:
"está en tu cabeza".

Lo susurra Hanna Hilton limpiándose la mejilla,
lo preguntan en las ruedas de prensa a los entrenadores,
lo gritan blancos, negros, y moderadores,
lo replican los funcionarios que te rehúsan,
lo argumentaron tras fusilarte con la escopeta:
"está en tu cabeza".

Lo esconden los borrones de tinta,
lo sellan en tu muñeca en las discotecas,
lo han codificado en las servilletas de los restaurantes,
lo advierten las etiquetas de tus pantalones,
lo pone en los papeles que el abogado guarda en su maleta:
"está en tu cabeza".

Está cifrado en los garabatos de los niños en los cuadernos,
ininteligible en la nota hecha trizas por el despechado,
parpadea en las páginas web para adultos,
lo prensa débilmente la máquina de escribir desgastada,
se esparce como partes de un conejo en la cuneta:
"está en tu cabeza".

Ya hablaban de ello en los libros proverbiales,
le aplican tipografía Arial en los mensajes por intranet,
es la consigna de los generales antes de entrar en acción,
cuelga de la fachada del Banesto,
lo han puesto bien grande en la meta:
"está en tu cabeza".

Lo dicen tus amigos de infancia,
lo dicen familiares y allegados,
lo dicen las chicas con las que te acostaste,
lo dicen incluso las que no tocaste,
hasta el señor del espejo te lo espeta:
"está en tu cabeza".

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