martes, 14 de julio de 2015

¿QUÉ MÁS MAL QUE MAL HE HECHO?

(febrero-abril 2009)

Creía que funcionaba así,
partirte el corazón para poder entrar en él,
con la libido entonada soy capaz,
demasiado narcisista para desear algo más.
Ni sufrir, ni arrepentirse, ni lamentar,
es la estudiada victoria del sentimiento cerebral,
qué agreste realidad esta armonía recuperada en tu ausencia,
una pérdida que me ayuda a respirar.

¡Y el cabronazo se maquilla al escribir!
no debí comprar muebles viendo el castillo de naipes,
pero es demasiado inofensivo que sea entero de papel,
aunque me dejaste de piedra con esa sentencia imprevista,
parecía bien sujeta por tus dudas:
“a veces pienso que soy la primera que se te plantó delante”,
pero no la última que quedará atrás.

Quedan algunas parcelas de bienestar,
estuviste al otro lado de una revista enrollada,
siempre te dije que las solteras son más atractivas,
tendrías que haberte imaginado todo esto,
aunque asumo la culpa de tanto egoísmo,
admito que la intención solo dura un suspiro,
cae en saco roto el mismo error:
me equivoqué al creer que contigo sería diferente.

Y me llamas a casa por si lo he estado pensando,
te digo que pierdes el tiempo, y que esto no te ayuda,
tu desconcierto intenta sonar indignado:
“tú, en vez de corazón, debes tener, yo qué sé, una prótesis”,
y ¿qué culpa tengo yo de que solo nos haga falta el amor?
porque solo nos hace falta el amor,
el amor propio, para llegar a viejos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario