miércoles, 2 de diciembre de 2015

NOSTALGIARGH!

(octubre-noviembre 2015)

Estoy harto de los niños que jugaban en la calle,
del monte que precedió al cemento,
y de los primeros álbumes de las bandas de música.

Hasta los cojones de la Nueva York peligrosa,
de la Berlín barata y enrollada,
de la España que cruzaban entera las ardillas.

Me la pela la Barcelona canalla,
la Barcelona preolímpica,
la Barcelona provinciana.

A tomar por culo Zeleste,
la Paloma,
el Palau d'Esports;
el Rex,
el Casablanca,
los Lauren Horta.

Frito me tienen las calas que eran vírgenes,
la Coca Cola de dos litros en botella de cristal,
el porno de los setenta.

Basta ya con la abundancia de hogueras y petardos por Sant Joan,
las aceras de adoquín,
los platos que cocinaban nuestras putas madres.

A cascarla el fútbol en abierto,
los equipos de baloncesto de las naciones escindidas,
las Olimpiadas sin profesionales.

Matarile a los testimonios,
balas de plata a las edades de oro,
alzheimer a las memorias.
Tartazos a los aniversarios,
epitafios para los homenajes,
cianuro dentro de las nostalgias.

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