sábado, 5 de agosto de 2017

LA ESCORIA INTERMINABLE

(enero 2012 - agosto 2017)

Solo, busca la verdad
a medio camino entre la elegancia y la sordidez;
puede ser que aciertes o que no aciertes,
y, en estos últimos casos,
es probable que falles.
Nadie espera que lo superes, únicamente que te tranquilices,
los espíritus de mi casa se largaron cuando empecé a hacerme pajas,
estar en tantos países
para ver tan poco mundo,
el precio de no ser del todo infeliz
es tampoco ser nunca absolutamente feliz;
yo tuve tierras en la felicidad,
pero nunca logré cultivar nada,
en cambio, de los chubascos de la tristeza
crecen frondosos bosques que me resguardan.

Y aquí sobrevive esta prosa versificada,
lista para envenenar tu día a día,
o para ser enrollada
y fumarse el peor canuto de toda una vida.
El poeta es el pintor de la literatura,
sólo que no hay mecenas, y sí amargura,
pongo mi pluma al servicio de la enciclopedia de vivencias del amigo de nuestros amigos,
del libro de memorias de la mosquita muerta que es un halcón,
porque he saboreado mi mente en demasía;
ahora, sobre un vacío sin paliativos,
escalo fríos,
aunque sepa que en la cima me espera un cráter.
Creatividad, no sé si vamos bien,
pues no me alimentas el espíritu,
sino que me lo limpias.

Estaría muy bien esto de las democracias
si no escogiéramos dictaduras;
en el siglo de la retórica
los trabajadores se comportan como empresarios,
hay un amplio catálogo de coartadas para la pasividad moral,
coaching para que la realidad no salpique,
remedios caseros con productos naturales químicamente alterados,
artimañas cada vez más sofisticadas para satisfacer placeres siempre primarios,
la justicia vive en el sótano del acuerdo de mínimos,
cuidan más de ti muerto
que respirando,
comerás de la mano de la existencia
porque te aplastará la comida en la cara,
brindo por las calamidades colectivas que sufriremos
y que tanto nos mereceremos.

Sí, el pueblo ha hablado,
y ha pasado lo que ha pasado,
los sueños nunca han sido compasivos,
cuanto mayor te haces, te conoces mejor,
y ése es el gran drama.
Si eliminan la jubilación
pero legalizan la eutanasia,
tienen mi voto;
y hasta me comprometo a bebérmela en pelota picada
frente a la puerta de la morgue,
tienen mi voto.
La calma es tempestuosa,
la brújula es vertical,
¿cómo podré evitar, palabras, que explotéis
cuando no tenga ni para lápiz y papel?

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