miércoles, 18 de septiembre de 2019

POROS COMO GARGANTAS

(2008-2009)

“Si eres gay, eres un desperdicio”,
a mí, que estaba más que convencido;
“Silence is sexy” cantaban nuestros héroes,
lo primero que me animó fue cuando cruzabas las piernas y sujetabas con la punta de los dedos tus zapatillas,]
ahora que lo sabes, por lo que más quieras, no dejes de hacerlo,
pequeños fetichismos resguardan la llave de la atracción.

Por eso, el próximo verano déjate el biquini puesto,
a veces no te miro e imagino tu cuerpo así,
si encuentras de mal gusto el comentario, es fácil:
reléete la letra y sáltate ésto,
porque, al fin y al cabo, tienes las gracias de tu parte,
tienes al jurado de mi atención untado, guardan el diez para tu actuación,
observo plácidamente el techo cuando noto tus manos rondar sobre mis piernas,
sé que estaré un buen rato echado hacia atrás y con los brazos apartados cuando discutes por encima mío con alguien porqué no te das por vencida,]
pero ya está bien así.

“Sí, así se habla, es la actitud deseada”,
después de tanto tiempo, volví a conceder,
“la suerte nos sonríe, y si nos da la espalda, podremos reírnos de ella sin que se entere”
“sí, el vaso se llenará a base de escupir”.
Vestías toda de negro, pero no como esas góticas,
tus labios eran finos, tus dientes vivían encarcelados,
tras tus ojos vi sirenas, y supe a dónde ir.

No hace falta que jures que tú también serás de las nubes,
el cuerpo es prestado en la tierra, y tarde o temprano, todo es silencio,
la espera, no obstante, les resulta insufrible, y lo hacen notar,
ellas, envidiosas, envían lluvia para empapar mis gafas,
tan ansiosas, deseando verte llegar,
diles que tendrán que aguardar un poco más,
que aún les queda mucho mar por saquear,
que antes yo me tendré que desintegrar.

No sé si alguna vez llegué a estar tan desnudo y desprotegido ante un sentimiento,
quizá con la fractura, ese dolor que me paralizó de cuerpo entero
y que, al marcharse, solo dejó mareo,
pero en esto no hay dolor, aunque solo acierto a sonreír,
no hay mareo, aunque me cuesta mantener la razón.

Puñados de confesiones me presentan como a un traicionero sol de invierno,
ya sabes, te cosquilleo en casa, dejo que te hieles en el exterior,
no me arrepiento ni me avergüenzo de nada,
es una sentencia tan fea como cualquier otra verdad.
Día tras día, hago menos promesas, dar la palabra adquiere su verdadero peso,
la mayoría de las veces nos comprometemos en cosas que solo con el tiempo sabemos si somos capaces de realizar,
solo lo básico se asume con convicción, el resto es pura moralidad.

Hambriento de un presente de formas curvilíneas y desiguales,
voraz de algo veraz, ando dispuesto a devorarte,
dejes azúcar en las encías o lágrimas bajo el paladar.
Es magnífico toparse con algo cuando no buscas nada,
como pepitas de oro halladas pescando carpas en el río,
así que: “Pau, demana el cava, que això s'ha de celebrar!”
y “Jaume, hi ha més birra? Que això s'ha de celebrar!”
y “avi, treu el vi, que això s'ha de celebrar!”,
y al día siguiente, nada cambia,
todo sobre ti se me ocurrió cuando estaba sobrio,
te presentaste, y el cerebro empezó a dar volteretas,
mi moneda de la suerte, lo que empeore no lo veré, inmutado.

Si he de trabajármelo duro, me ganaré hasta mi última miga de pan,
si puedo descansar, ven a echarte, y estemos un rato más;
hay huellas que se borran con facilidad,
tú pisaste cemento recién esparcido,
adorarte requiere tanta ingeniería como parpadear,
solo aparta las uñas de tu boca, y no tendré nada que pedir.

Es el efecto de tener poros como gargantas,
me falta espacio donde poder escribir,
ya maldigo haber gastado dos líneas en justificar todo esto,
maldigo una tercera y una cuarta en maldecir;
y estos poros como garganta me permiten engullir,
pero engullir es un exceso, y todo termina por salir.

Cuando escribía pensando en ti, te intuía,
eres una forma de ser que andaba huérfana de carne y hueso,
ahora que se te puede admirar, activas y haces circular lo que brota de estos poros,
poros ambiciosos, hiperactivos, indomables,
no pienso apuntar hacia otra dirección, nada quiero desperdiciar,
poros que lo expulsan todo a la superfície,
mece la tranquilidad cada sensación que desemboca,
poros demasiado grandes cuando hay algo que aparentar,
pero que hace tiempo resultan sensacionalmente liberadores.

Si esto fuera 1998, esta letra estaría troceada en notitas,
las guardarías en un bolsillo y las enrollarías en tus dedos, camino a casa,
tu cajón secreto sería una selva de papel,
y madrugarías impaciente, sin darte cuenta del sueño, pensando en otro mensaje más;
esto es tiempo más tarde, las manos no escriben,
me erizo ante el sonido de la ropa frotando con tu piel,
nunca me dió por hablar, y pasará de nuevo,
pan mojado en la yema del huevo,
esta es otra lucha, pero también hay que desenvainar,
hundir el arma hasta donde logre alcanzar,
y, seguro, tras la guerra, alguien no sobrevivirá.

Como una esfinge de acero convertida en arcilla,
desprovista de tu filosofía; patología: hipocondría emocional,
no me importa que estés inquieta por no ver normal tanto tiempo sin que algo vaya mal,
tu piensas demasiado, y yo sigo aquí.

No dejes de sonrojarte todavía,
aún tengo mucho que decir sobre ti,
esto te pasa por contarle a tus amigas que tu chico escribe poesía,
jódete, con cariño;
sabes que nunca seré desagradable contigo,
solo que ahora hablo en alto, y coincide con que escuchas.

Ayer, mientras volvías del trabajo, me quedé a solas con Susanna,
tu hermana me explicó lo de su novio y el motel,
de cómo se quedaron dormidos en lugar de vestirse, y el amo vino a aporrear la puerta de la habitación,]
luego, lo comentaron por la calle, avergonzados y sorprendidos,
y rieron, rieron, rieron,
rieron, rieron y rieron más.
También quiso saber qué es lo que me engancha de ti,
yo, para abreviar: “que tiene una belleza elegante, no explosiva,
de las que el tiempo nunca logra estropear”
.

Me alegra saber que la estampa no la dibujé,
tú, yo, las leónidas y sin viento, además,
un lago que esconde cuerpos escamados,
estaba tan bien afeitado que preferías acariciarme a besarme.
De vuelta, la agotada noche de verano nos acompaña a la estación,
miramos a los guapos y a las guapas que se cruzan con nosotros porque es agradable,
relacionamos las conversaciones de la gente que habla por el móvil en un mismo lugar,
sabemos que no debemos ofuscarnos con nada, nos podemos encontrar de todo.

Estando ciego ante ti, distingo ciertas sombras alrededor,
veo a la violencia innata de las personas reinar,
tipos que disfrutan de que otros coman de su mano,
las ciudades con muros restan oscurecidas,
la vida te deja los dedos marcados en la mejilla,
los pájaros no cantan, o, por lo menos, no quiero ser tan duro con los vecinos,
y el mundo sigue siendo bien feo, pero eso ya es de nacimiento.

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