lunes, 3 de septiembre de 2012

AIVA!

La ignorancia no hace bueno al hombre,
¿quién coño te ha engañado así?
no te hablaré sencillo y directo,
no contribuiré a vulgarizarte,
la verdad siempre ilumina la existencia
mostrando miserias o belleza,

Quien no llora, no mama,
quien llora demasiado, es un mamón,
son tan niños los adultos
que para sentirse estimulados por la vida necesitan tener hijos,
o sacian su afán de lealtad comprándose un perro,
buscando un sentido a la vida y encontrando excusas para tener remordimientos,
quizá no seamos un eslabón,
sino una catarsis del orden.

Estuve pensando en todo lo que está mal,
y decidí ya no pensar en nada más,
el sol es un astro pelopincho,
su luz nevada indica que va a llover,
sol encantador, aunque me haga fruncir el ceño,
ya se agobió del verano.

Las chicas del instituto en la cafetería, con los apuntes esparcidos por las mesas,
llevan suéters y chanclas,
tan encantadoramente impulsivas e imprevisibles,
pronto el pudor las triturará.
Sólo arruina su juventud aquél que se convierte en adulto demasiado pronto,
y en la laguna de la memoria flotan los muertos o los restos de lo que está ocurriendo,
pero hay un porvenir que no debe equivocarse de camino,
las máquinas no nos matarán con una rebelión asesina,
sino por barata y eficaz resolución laboral.

El escritor sin ideas tiene los dedos rayados de tinta,
los personajes de su novelas sólo tienen cabeza,
unos se besan,
otros escupen,
otros escupen tras besarse,
otros se besan tras escupirse.

Bailan las mariposas en las cuevas de los bosques,
se pierden los alfileres entre las arrugas,
quieres tener a tu sueño bien agarrado y sujeto,
pero éste tiene más fuerza que tú, te arrastrará,
y, cuando se te escape de las manos, no podrás perderlo de vista.

Vivir ha de ser una batalla solitaria en la que sean bienvenidos los aliados,
no asilo político en la retaguardia,
la belleza aún me inspira,
pero ya no me engaña.

Pequeños apocalipsis durante los últimos metros de la noche,
el andén es como un cementerio de aire,
donde éste no transita, fresco,
sino que se calienta en su estancamiento,
una señora sentada en las escaleras con una rosa sobresaliendo de su bolsa,
construida, como todos los pasajeros, con percepciones e incógnitas.

En las teles corren los minuteros cuenta atrás hasta su desaparición,
a Gasol siempre le tuercen en los hombrazos de felicitación,
me he de esforzar en simular que pienso en mis cosas cuando me cruzo con la gente,
porque me fijo en todo y en todos,
chavales disparando balines a las latas encalladas sobre la luminaria,
dos mujeres que taponan las escaleras mecánicas aseguran que el problema es que ahora la gente sólo piensa en si mismo,
así es, así es,
y, cada vez que veo a un mendigo,
es como si el futuro alzara el telón de unos párpados invisibles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario