sábado, 1 de septiembre de 2012

LA VERDAD MUTANTE

Para no decir más mentiras a mis amigos
tuve que dejar de tener amigos,
y, aún y así, siento el maquillaje en el paladar,
pero, cuando no hay correo,
tampoco hay facturas ni denuncias,
en la vida, si no pasas a la acción,
la acción te sobrepasa,
y el querer responde a una verdad mutante que una vez tuvo tu rostro.

Reía con todos tus comentarios,
tú te enfadabas porque hablabas en serio,
yo intenté hacerte creer que estar contigo me ponía de buen humor,
y te lo creíste, o te pareció bonito.
Ahora lamentas: "tanta clarividencia para tan poco tacto...",
y yo callo,
y callo porque en la violencia del silencio quedan patentes las bobadas de que te quejas.

Tienes suerte de que el gobierno no cobre por decir gilipolleces
porque los artistas favoritos de las fiestas mayores te harían la ola,
¿mucha clase? muchas clases, te hacen falta,
y no soy un mal hombre,
soy una mala persona.

Hace poco cambiaste de coche,
lo sé por el reno de peluche del asiento trasero,
quizá ya puedas organizar cenas sin que nadie te desmotive,
y, en el momento en que vuestras vidas grises ya no aguanten el tipo como tema de conversación,
alguien saldrá al rescate rememorando las mismas anécdotas de instituto de siempre,
y tendrá sentido que preguntes si abres otra botella de vino.

Yo sigo buscando mujeres que actuen por despecho,
y así se reafirmen en lo sospechado,
es imposible olvidar que el amor es un as en la manga
una vez has aprendido a jugar manos arremangado.

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